Según la R.A.E:
racismo
De raza1 e -ismo.
1. m. Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive.
2. m. Ideología o doctrina política basada en el racismo.
prejuicio
Del lat. praeiudicium ‘juicio previo’, ‘decisión prematura’.
1. m. Acción y efecto de prejuzgar.
2. m. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.
Por estos días el mundo se ha llenado de manifestaciones por la muerte de George Floyd en Minnesota, EEUU.
A lo largo de mis muchos años en España, mucha gente de aquí me ha preguntado si he sentido el racismo en este país.
La sorpresa les llega cuando escuchan la segunda parte de mi respuesta:
“No mucho, en Cuba lo sentía más”.
Esta semana recibí dos veces un escrito de un compositor cubano llamado Alexis Díaz Pimienta que refleja casi al ciento por ciento mi experiencia en Cuba, por lo que ya no tengo que explicarlo.
En Cuba nadie es racista
hasta que te traen a casa
a un yerno que peina “pasa”
(más oscuro a simple vista).
Cuando esto pasa la pista
familiar echa candela.
La madre white se desvela.
El padre white rabia, grita.
«Y yo no sé hacer trencitas»,
dice bajito la abuela.
En Cuba nadie es racista
hasta que, lleno de antojos,
a la niña de tus ojos
un negrito la conquista.
¿Fue en la fiesta cederista?,
pregunta el padre enojado.
¡Seguro que te ha embrujado!,
dice la madre asustada.
¿No estarás embarazada?
(el hermano y el cuñado).
En Cuba nadie es racista
–quien lo diga se equivoca–
hasta el día que te toca
un Jefe «percusionista».
Jode, hay que ser realista,
que un negro tenga poder.
Y si es negro y es mujer
entonces mucho peor
porque ante el primer error
«¡negra tenía que ser!»
Lo del racismo cubano
es racismo extraoficial,
“anticonstitucional”,
pero que siempre está a mano.
A nadie en su juicio sano
se le ocurre, o se despista,
confesar ser un racista.
Pero a nivel psicológico
hay algo que vuelve «lógico»
lo étnico-exclusivista.
Siempre está el blanco gracioso
que si ve un negro en la esquina
habla de robo y gallina
creyéndose muy chistoso.
Y es mucho más peligroso
el que bromea y se alegra
al decir que más se integra,
o que es mejor ir –¡de tranca!–
al funeral de una blanca
que a los quince de una negra.
Lo del pelo malo ajeno,
lo de adelantar la raza,
son la típica amenaza
que abona más el terreno.
«Ay, qué negrito tan bueno».
«Parece blanco. Es decente».
«Negro, pero buena gente».
Todas esas frases hechas
no son frases, sino flechas
directas al subconsciente.
Y si un policía ve
en las turísticas zonas
a un grupo de diez personas
le pide al negro el carné.
Siempre es así. Yo lo sé.
Lo he vivido en la piel mía.
Lo raro es que el policía
casi siempre es negro igual.
¿Es lo psíquico-racial?
¿Será psico-antipatía?
O el que mira a una mujer
negra que exhibe un cuerpazo
y dice: «¡vaya fracaso!,
¡qué blanca se echó a perder!»
Mucho tiene que joder
aceptar la afro-belleza,
o la negra fortaleza
a no ser que llegue el día
en que la eros-energía
desconecta la cabeza.
En Cuba nadie es racista
hasta que un negro, qué mal,
se las da de intelectual
en vez de ser deportista.
Que si cultura negrista,
que si primer expediente.
Y como es inteligente
un día la suelta al suegro:
«Asere, yo no soy negro,
yo soy afro-descendiente».
En Cuba nadie es racista
hasta que –bastante triste–
el racismo se hace chiste
y el racista es ¡qué bromista!
Manjar para el humorista
es el tópico racial.
Y nada pasa, al final
la risa es terreno franco,
el blanco tiene humor blanco
y el negro se ríe igual.
Eso sí. No todos son
racistas, faltaba más.
Hay jabao y salta-atrás
Y mulato y cuarterón…
Al que le sirva el sayón
que se lo ponga. Es castigo
lírico. Yo solo digo.
como decía Martí
«raza hay una sola» y
todos tenemos ombligo.
También algunos dirán,
que al menos en Cuba entera
ni se conoce ni impera
la sombra del Ku Kux Klan.
Que los racistas están
en desventaja gregaria.
Encomienda necesaria
para la Cuba futura:
incluir la asignatura
“Raza Martiana” en primaria.
Debo decir también que he conocido a cubanos de raza negra a quienes el tema le resulta extraño porque no tuvieron las mismas vivencias que yo en Cuba.
Cada vez que he querido hablar francamente sobre las razones por las cuales quise abandonar Cuba, siempre he dicho el racismo como la segunda causa (la primera, el no estar de acuerdo con el régimen).
En España tiendo a ser más tolerante con las situaciones de carácter racial, no nací en este país y por tanto me duele menos…
Mucha gente tiene miedo a lo desconocido, otro tanto pienso que puedan ser algo ignorantes.
No niego que me moleste bastante que en el metro vacío, el asiento al lado mío sea el último en ocuparse….
Quiero terminar aquí para no hacer este texto más largo.
Mi objetivo con este escrito es hacer un intercambio de experiencias, recoger opiniones, aprender de otros y buscar saber qué soluciones podríamos dar a situaciones de racismo que nos vamos encontrando en nuestra vida diaria.
Si pudiéramos suprimir los comentarios que lleven odio…..mejor!
Quiero conocer historias de gente común, (que para mi todos tienen algo en su vida que me resulta interesante).
Quiero saber tu opinión sobre el racismo/prejuicios raciales, lo has sufrido en carne propia?
Me encantaría saber opiniones de marroquíes, rumanos y gitanos que viven en España (o Europa) y que pudieran estar leyendo este escrito.
Como siempre les digo, no revelaré vuestros nombres, a menos que me lo pidan o no les importe que aparezcan.
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